Ante la inesperada y agradable petición de redactar la primera edi- torial invitada en esta nueva etapa de la RTS, justo habiendo terminado mi tarea como directora, tuve claro lo que quería compartir con todos los lectores: que es muy importante que las trabajadoras y los trabajadores sociales escriban. Escribir cuesta, nos cuesta. Nos supone esfuerzo y de- dicación. Es un reto. Hay que sacarse de encima el miedo a no tener nada que decir o a pensar que no nos sabremos explicar lo su cientemente bien, y hay que rehuir la clásica excusa de la falta de tiempo.